“Lo único que me duele de morir, es que no sea de amor”
Gabriel García Márquez
La tarde declinaba paulatinamente, el había llegado justo con el ocaso del sol al lugar indicado, a cumplir cabalmente una cita postergada con el destino. Era la primera vez que pisaba esa tierra árida y extraña; vio en forma singular los árboles frondosos que estaban a su alrededor, pensó por un instante en esa muralla de vegetación oscura, quizás habría servido de escondite a cientos de enamorados. No existía mejor lugar para comenzar a concretar sus sueños y esperanzas que tenía bien fundadas desde hace tiempo en el bendito y extraño amor.
Se habían encontrado por asares del destino, o más bien gracias al maravilloso mundo del internet sus almas se entrelazaron. Esa telaraña de información esta sustituyendo por antonomasia a Cupido; tiene el poder de transmutar el tiempo y el espacio y soslayar las distancias. El oriundo de Chiapas, Ella una mujer Lagunera. En multitud de ocasiones habían hablado por teléfono, también habían tenido conversaciones maratónicas por internet. A él le bastó todo esto para imaginarla perfecta; sus fotos, sus opiniones, su maravillosa voz, su sentido del humor, lo hacían creer firmemente que era ella la mujer de sus ensueños, desde su idílica perspectiva: ella poseía todas las cualidades que debe de tener una extraordinaria mujer. Sin embargo existía un hecho racional que no le permitía a su corazón regocijarse plácidamente; jamás la había visto en persona.
Habían pasado dos largos años de aquella primera vez en que sus almas se reconocieron, necesito de todo ese tiempo para darse el valor y llenarse de ánimos para realizar ese maratónico viaje desde el sur hasta el norte del país; para encontrarse con su amada. Aquella cita de amor tan memorable se pacto en el bosque Venustiano Carranza, el llego puntual al lugar con un ramo de flores, zapatos bien lustrados y oliendo a perfume.
Mientras esperaba impacientemente sentado en una banca a su amada, en su cabeza se produjeron espontáneamente miles de ideas, algo similar a una gran explosión de la consciencia le sucedió: ¿Cómo realmente seria ella en persona? ¿Cómo sería su cuerpo, su mirada, su cabello, su aliento? Las dudas empezaron a carcomer su alma; no sabía a ciencia cierta cual seria su reacción cuando se llegara el momento de estar frente a frente: ¿la besaría, la abrazaría, le diría cuanto la amaba, toda la plétora de felicidad que provocaba en su interior, la infinita fe que había depositado en ella? Era un mar de dudas.
No cabe duda que el amor verdadero todo lo soporta, todo lo tolera, todo lo espera, pero en ese preciso momento todo fue extraño para él: cómo es posible que me haya enamorado de una voz, de una foto, de una esperanza, de un sueño. Porque le había inventado miles de cualidades a un ser humano sin jamás haber convivido con él en persona, ya que conocía de sus ratos malos, pero no de su carácter, conocía sus sueños, pero no de sus hábitos, había escuchado su voz, pero no había probado sus labios, había visto su rostro en papel, pero jamás había palpado su piel.
Qué diantres hago aquí, soy un soberano estúpido pensó él; tal vez me jugaron una broma o quizás ella no es la persona que ha dicho ser. Si me secuestran o roban será por la culpa del maldito amor o por mi timidez, me es más sencillo escribir con alguien, esconderme de tras de un monitor, expresar mis emociones con caritas amarrillas, que conversar en persona, que dialogar con miradas.
Las dudas ilógicas basadas en el futuro volvieron arremeter con más ímpetu en su traicionera imaginación: ¿Qué sucedería si ella es el amor de mi vida? ¿Me tendría que mudar a este lugar o ella se iría conmigo? ¿Renunciaría a mi trabajo, a mi casa, a mi familia, a mis amigos, a toda mi vida?
(Aquí llega el monologo más contradictorio en su interior: el amor vence a la razón a pesar de la realidad, tal vez el amor es un estado de locura que deforma todo, inclusive la propia existencia). Me siento fatal, soy un infierno de dudas, de contradicciones, de sin sabores. Me siento extraño, fuera de contexto, hay gente a mí alrededor y sin embargo me ahoga un sentimiento de profunda soledad. No sé si irme o quedarme para siempre. Los minutos son densos y transcurren lentamente y de ella ni un ápice de su presencia; tal vez me observo y se decepciono de mí, no cumplí con sus expectativas, con sus exigencias. Me dijo en miles de ocasiones acerca de su suerte en el amor; le sobraban pretendientes a raudales. Por eso jamás he comprendido porque se enamoro de mí.
Aunque por una parte, creo que valió la pena haber realizado este viaje; mi hermosa es un corazón con patas. Recuerdo muy bien cuando la agregue, su foto me hechizo, fue como un relámpago que fulmino mi corazón. Espere pacientemente un largo tiempo para conversar con ella, fue magia pura cuando se llego ese momento, de inmediato hicimos química, no creía en las almas gemelas, pero ella cambio por completo mi vida, mis creencias, mis sueños, tanto que estoy en esta tierra extraña donde no conozco a nadie.
Ahora que sigue para él; solo esperar, solo esperar. Hasta que llegue la dueña de sus sueños e ilusiones y de todas sus dudas y contradicciones…
Posdata: el cuento que me pediste, lo compuso y aquí esta, guárdalo en tu corazón.
OPINIONES Y COMENTARIOS
comments powered by Disqus