Los placeres humanos siempre se han centrado principalmente en los placeres corporales y el arte, es decir, el teatro con su música, baile, canto y actuación, así como la literatura y los filósofos pensadores.

 Básicamente el ser humano busca felicidad, y las actividades mencionadas, en su forma más sana,  siguen siendo la base  de nuestros placeres. ¿Cuánta tecnología se requiere para esto?

 La industria con su  tecnología no precisamente colabora con la felicidad esencial del ser humano, sino con el supuesto objetivo de hacerle al ser humano la vida más fácil y cómoda. Este nivel de pensamiento llega al punto de creer que no es posible encender un televisor si no tenemos el control remoto.  Con este ejemplo, calculado, podemos analizar muchas variedades tecnológicas y como afectan positiva o negativamente nuestras vidas en nombre de la comodidad.

 Las grandes empresas posteriormente nos introducen  en la producción de una enorme cantidad de productos innecesarios que tienen como objetivos la dependencia humana de ellos. La tecnología ciertamente puede hacer la vida más fácil al ser humano, pero esta comodidad y la protección de ésta tiene un efecto en nuestra vida individual y colectiva,  que ni las empresas, ni los industrializados gobiernos que desean los impuestos de ellas, ni nosotros mismos queremos ver. De hecho este ni siquiera es una materia educativa en las escuelas.

 La comodidad que nos encanta tanto, a través de la mayoría de los avances tecnológicos no sólo termina volviéndonos más perezosos;  sino que contribuye fuertemente a hacer más fácil y cómoda la forma en que los humanos se matan entre sí, el desempleo debido a las modernas maquinarias, el alto costo de la adquisición de dichas tecnologías, la contaminación ambiental que ya amenaza al planeta,  la sensación de pobreza y retraso en los países e individuos que no la tienen a la velocidad que estas se inventan. Esto a su vez,  crea una interdependencia  mundial entre países pobres y ricos que conducen al endeudamiento de los más pobres para poder supuestamente modernizar sus países.

 De manera que, la tecnología puede ser bienvenida si pudiera colaborar como un aspecto de la felicidad humana, sino se maneja malintencionadamente en su área comercial, la cual llega al punto  inclusive, como todos sabemos, de declarar guerras innecesarias en el planeta. Y mientras tanto, los placeres humanos esencialmente siguen siendo los mismos de todas las décadas civilizadas.

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