Siempre habrá una recompensa

Siempre habrá una recompensa

Siempre habrá una recompensa

-Que bueno sería que un día al descubrir tu especial talento al otro día te pagaran millonadas por él. Pero no es así, primero te toca duro la vida, haciendo lo que no te gusta; así se empieza muchacho – Esas fueron las palabras que un reconocido escritor del fútbol colombiano me dijo cuando me pregunto sobre mi proyecto de vida – Además, ¿Si sabes que escribir no da plata, verdad? – Agregó a nuestra charla – Lo sé, pero de todas formas haré lo posible por hacer mis sueños realidad – Dije con seguridad, aunque dentro de mí, sabía que no era sería nada fácil.

Este era el inicio de mi atrevimiento, para emprender la lucha por hacer realidad mis sueños. Así que primero adopte por preguntar a los más experimentados exitosos sus consejos de vida y sus testimonios. Años antes había recibido la motivación en una entrevista hecha a un acaudalado hombre. Siempre tuve dotes para el periodismo, así que los aproveche cada vez que me topaba con una persona exitosa, para incentivar mi deseo de grandeza.

La mejor motivación, como lo dije antes, fue de un hombre acaudalado que residía en Bogotá pero mantenía viajando. En una reunión especial en Bogotá, en la que estaba a la espera para una capacitación, en la recepción de un importante lugar, observé a este anciano lleno de canas que entraba por la puerta principal con una hermosa sonrisa y un grupo de personas que lo rodeaban reflejando gran cariño por el más que interés. Al cabo de 10 minutos se sentó a mi lado. De inmediato me miró y me preguntó -¿Extranjero?- – No, de aquí, de Colombia – Respondí. Ese fue el inicio de una larga charla, de esas que no esperas y de las que hablan de todo el universo. Hablamos del conflicto pasado de los partidos liberales y conservadores en Colombia, su guerra y cómo el se había librado de la muerte.

Al cabo de un buen tiempo lancé mi arma para adquirir sabiduría de esas canas llenas de experiencia. No sabía que recibiría uno de los concejos más preciados de mi vida, que hasta hoy en día, lo comparto con todos. El nombre de aquel anciano era Carlos y la siguiente es una entrevista real.

– Don Carlos, ¿Algún consejo de vida que pueda regalarme? –

Pensó por un instante y me dijo – Claro que sí. Ya lo abras escuchado antes, pero lo que te voy a decir contiene una receta mágica de vida, y esta receta contiene un código; muchacho, ¡Respeta a tus mayores! –

A la verdad, dentro de mí no me sorprendió su declaración; por lo tanto, debería aguantare su charla. – Esto me pasa por preguntar siempre, dije dentro de mí –

– Hace mucho tiempo, hacia parte de la administración de una agencia de viajes. Yo recibía a las personas y las acomodaba en el bus. Yo era el encargado de dar el puesto con ventana a aquel que comprará con más dinero. Un día, mientras estaba estacionado el bus, y yo alistando para acomodar a las personas, vi a lo lejos a un aciano que traía una carretilla con frutas, ¿Será que viajará? Pensé dentro de mí. Mientras se acercaba, un grupo de jóvenes saqueadores asecharon al anciano para robarle su alimento. Yo me acerqué corriendo con un machete que guardaba en la oficina; los saqueadores salieron corriendo asustados. El anciano me abrazó y agradeció, me dijo que ese era el alimento para sus hijos. Me enteré que viajaba de muy lejos para alimentar a sus hijos, por lo que sentí un gran respeto por el y quise ayudarlo. Lo monte en la parte de adelante del bus con la ventana, y no le cobré. Él se sentía apenado, pero le dije que se lo merecía. Estro hice durante mucho tiempo, respetar y servir a este anciano que se esforzaba por llevar alimento a sus hijos que vivían lejos. –

– Al cabo de unos años – Continuó Carlos – Yo estaba desempleado y me rebuscaba el dinero como fuese, vendiendo toda clase de productos. Un día un hombre se me acercó y me dijo:

– Carlos, ¿Verdad? –

– Sí – respondí yo –

– Necesito llevarlo donde un amigo, desea hablar con usted –

Me asuste pero accedí. Me llevo a u lugar lujoso y me sentó mientras acomodó a un hombre que aparentaba ser de la Burguesía. Me dijo:

– Hola Carlos, un placer conocerlo. Me tomo mucho tiempo encontrarlo –

– Hola. ¿Enserio? Pero yo no lo conozco – Replique

– Verás, ¿te acuerdas de un anciano que transportabas con cariño y respeto para llevar alimento a sus hijitos? –

– Oh sí, lo recuerdo, ¿Cómo se encuentra él? ¿Quien es usted? –

– Él era mi padre, falleció hace un año. Pero mi recuerdo no se borra. Yo avance en la vida gracias a el apoyo que usted le ofreció –

– Dios mio, lo siento, como me agradaba tu padre. Un placer conocerte. Recuerdo que eras un chiquitín moreno. –

– Sí, ese era yo. Voy a ser directo y rápido, vengo a ofrecerle un negocio. Quiero ayudarle, porque usted me ayudo. Tengo demasiado dinero y pienso montar una fábrica de cervezas, que más que el indicado que usted, Carlos. No tendrá que aportar nada, solo administrar y recibir. ¿Acepta? –

– Oh, que sorpresa, claro acepto, lo necesito –

– Carlos, este es el resultado de ofrecer un buen servicio a las personas –

Lo demás es largo muchacho. Ese fue el comienzo de una gran fortuna. Por eso, mi consejo es este: Respeta a tus mayores y, siempre has las cosas con corazón, sirve de corazón, porque siempre habrá una recompensa, a pesar del tiempo.

Ese fue el consejo del acaudalado anciano, para que yo practicará en mi vida en todos mis trabajos, siempre ofrecer un servicio de corazón, porque siempre habrá una recompensa.

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