VOLVER A EMPEZAR
Me quedé dormido en el sillón del living mientras miraba una serie de televisión. Eran las seis de la tarde y el diáfano atardecer me volvía a la realidad. Tomé nuevamente el sobre y repasé el diagnóstico. El informe clínico era claro, pero también era claro que la próxima consulta no era posible. Tomé mi agenda, que pese a las nuevas tecnologías no me resigno a dejar de utilizar, y comencé a tachar todos los compromisos siguientes. Me lamentaba de no haberme encontrado con los muchachos la semana anterior y disfrutar de ese asado y de ese extraordinario malbec que seguramente habrían degustado. Ahora ya era tarde. Llamé a mi madre y le agradecí los mensajes que me había dejado mientras dormía. Tomé mis papeles laborales y los archivé, mientras desempolvaba viejos libros que nunca había llegado a leer. El gato, extrañado por verme allí a esas horas de la tarde, se acercó sigilosamente mientras ronroneaba y exigía su cuota de caricias.
Un suspiro suave se escuchó entre tanto silencio. Era el suyo. La realidad indicaba que ya era tarde para tantas cosas que hubiese querido hacer y que ahora se truncarían. Las reuniones familiares, los festejos de cumpleaños, las salidas con amigos y los compromisos laborales. Todo se caía de la agenda con un futuro incierto.
La cuarentena nos cambió la vida a todos, la agenda ya no es necesaria, es hora de pausar, pensar y reflexionar. Todo será cuestión reprogramar y de volver a empezar … lo antes posible.
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