A las 2 y 40 abrí mis ojos. Absorto en mis pensamientos, es lo que hace la ansiedad, no te deja dormir. Mi mujer, descansaba a mi lado, de costado, su posición habitual. Decido levantarme, quizá un poco de leche tibia pueda calmar mis nervios. Aprovecho a revisar los bolsos, todo listo. Intento dormir nuevamente.
-Amor, despiértate, ya es hora-. Demoro en reaccionar. La miro. Ella está pronta, radiante. Subimos al taxi.
-Al Hospital, está por nacer mi hija-. Comienza el mejor viaje de mi vida.
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