Queríamos viajar con nuestro Simca pero no daba para largos recorridos. El día que intentamos llegar a Tarifa se nos estropeó pasado Despeñaperros.

-¡Tú y tus manías de ir al sur, ya te dije que este trasto no aguantaría!, me gritó Manuel.

Buscaba un lugar, una esquina… ¿perseguía a mi gran amor ahora que éste se me quedaba pequeño?

Nunca llegué a Tarifa. En ese viaje inacabado se rompió el coche y ya no se pudo recuperar.

Ahora el nuevo apenas sale del garaje.

Todavía le guardo fidelidad.

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