Nos encontramos en París. No nos habíamos visto en 24 años. Solo acumulábamos ocho meses de «video chat» por «FaceTime» y una relación de amor no consumada. Al vernos sentimos una emoción grande y positiva. Y él no conoció a París, ni quiso ir al Arco del Triunfo, ni a la torre Eiffel.
Hizo el viaje a París, pero no lo hizo. Y ahora toma café a mi lado esta noche en algún lugar de España.
Estamos juntos.
Somos felices.
Porque él dice que vino a mí y no a París
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