En un abrir y cerrar de ojos te encuentras en otra acera, en otra calle, en otro barrio, con otras personas, y tratas de recordar ¿Qué pudiste haber hecho para terminar en aquel lugar? Con aquel olor desconocido, ansiosa por conocer, pero temerosa de no encajar, de lo que has dejado atrás y del incierto futuro que te depara.

Te das cuenta que te esperan muchas experiencias, buenas y malas, amargas y dulces, pero sigues sin entender que pudo haberte alejado de donde vienes. Ésta es mi historia, soy una extraña de todo.

Recuerdo aquel primer destino, un viaje en bus por 26 horas viendo cada paisaje, experimentando lo que para mí era algo completamente nuevo, aquel primer viaje me llevó a un país de crisis, donde la lucha para vivir no era más fácil, y las oportunidades más difíciles; cuando me di cuenta estaba en otro bus, 26 horas más de viaje camino a un nuevo destino, los rostros eran cada vez más difíciles de reconocer, batallaba cada vez más por saber quién era, me sentía en un película despertando en un lugar sin saber como llegué y qué debía hacer; cuando caí en razón estaba en un avión camino a mi siguiente destino, cada vez más ajena de mí.

Este nuevo lugar era totalmente diferente a lo que conocía, las personas me miraban con la sensación de que me conocían porque sabían de dónde era, llegue a sentir que ellos sabían más de mí de lo que yo misma pudiese conocer. Es triste entender que migrar significa entrar en una casilla dependiendo del lugar que vengas, y que tu carácter se irá formando por las expectativas que cada extraño tiene de ti, pero eso no podía limitarme a abrir mi camino y luchar con toda mi fuerza por encontrar mi lugar, porque ya no era de ninguno y ansiaba con todo mi ser pertenecer, dejar de ser la extraña.

Este último destino no solo me hizo comprender que ya no era de ningún lugar, me hizo enfrentarme a la realidad de únicamente esperar lo que yo misma pudiese lograr, porque soy la cara de millones de extraños que dejan su hogar por un mejor futuro, soy la cara silenciosa de aquel que ya no se conoce, de alguien que se mira y no sabe de dónde es, pero sabe que el hecho de estar lejos de lo que llamaría hogar es sinónimo de fortaleza, resistencia y persistencia por no abandonar la ilusión de un mejor futuro. Somos el reflejo de nuestras acciones sumadas que nos trajeron a este lugar, no somos extraños, mi lugar es donde sepa ser conmigo misma.

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