Ven. Acércate. Eres tú. Te reconozco. Y conviérteme en un pájaro. En el más humilde y por ello, en el más precioso. No hagas caso de las lágrimas de los demás. No entienden. Viven dormidos, distraídos. Porque tienen miedo. No saben lo que yo experimento al verte: el sol del vuelo. No ven mis pensamientos en este instante, porque son los secretos mejor guardados sobre la belleza de la existencia. El único viaje con sentido. Venga. Llévame. Lléname. Y recuerda. Que vuele alto…

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