¿Quién no se ha enamorado? Y ¿quién no lo ha hecho de ideas imposibles? Yo le llamo viaje a esa oportunidad que me dio el existir por cierto deliciosa; claro, en retrospectiva.

Tuve un deseo convincente de darle trascendencia a mi vida. Estaba segura que debía conciliarla con una necesidad de alguien que no fuera yo ni mi entorno. Así comencé a tejer la idea de viajar a África.

Mi padre siempre quiso adoptar un negrito africano.

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