El aroma blanco de la vida

El aroma blanco de la vida

Siempre caminaba descalza sobre el verdor del campo, mientras las gotas de rocío le besaban las piernas. Sonreía ocultándose entre los árboles y sintiendo aromas de vida como el de la tierra al llover. Jugaba a ser mariposa y se calmaba con la esencia del campo en flor. Seguía la estela de los pájaros disfrutando del cantar de la soledad.

Ella era feliz, pero sus inquietudes ocupaban cada rinconcito del bosque, y sus paseos eran cada vez más fugaces.

Aromas de vida necesitaba, cual olor a almendro en flor para la primavera. Miraba ensimismada la alegría del verdecillo con sus polluelos, la envidiaba. ¿Cómo podía ella sentirse así? ¿Dónde encontrar ese aroma que calme el llanto de su corazón?

Un día el amor se cruzó en su camino, y la riqueza del oro rojo de los campos de azafrán se quedó pequeña. Aromas de vida nacieron entonces, engendrados con la esencia del panal de rica miel.

La vida siguió su curso, el olor a cemento y el sabor amargo del café regresó. La rutina de la hilera de árboles que adornaban el camino a la guardería,se le volvió a quedar pequeña.

Entonces volvió a su bosque, ahora con zapatos, amor y siendo madre. El silencio volvió a adornar el ambiente, como tres eslabones regazo entre regazo se abrazaron. Ella, decidió prolongar el nido, sus brazos protegieron con su inmaculado manto esa felicidad, mientras su niña acariciaba rítmicamente con sus labios su pecho, nutriéndose de amor.

Aromas de vida es lo que necesitaba, un olor, un sabor especial con el que llenar su corazón. Y allí, piel con piel lo encontró, junto al alcornoque recién descorchado, disfrutaron del aroma blanco de la vida.

A Sofía, mi niña

Fotografía de la autora

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS