He aquí estaba sentado,
un aula algo desigual de todas,
ante mi el profesor de filosofía,
no se si ateo o agnóstico.
Yo un completo cristiano,
firme en mi fe y sin dudarlo,
defensor de las palabras,
palabras contenidas en la biblia.
De pronto reacción a la desigualdad,
una tarde de disputa y gran enojo,
ambos sin negar sus pensamientos.
Sin detenerse así estuvimos,
en vano y sin sentido,
pero en desacuerdo con el otro,
solo han sido malos resultados.
De no ser horario de salida,
no habría final a ese asunto,
modo en que se acaba la discusión,
y todo vuelve a lo que es normal.
Hasta llegar la próxima semana,
otra ves el mismo profesor,
y como si nada pasara,
desacuerdo no existió.
Es como si nada de eso hubiera pasado, y es así que a todos pregunto ¿Qué pasaría si nadie tuviera en cuenta las peleas que ha tenido? ¿No sería mejor olvidar todo, para no guardar enemistad?
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