Toda historia tiene un principio y un fin, pero en este caso puedo dar fe de que esta historia que les voy a contar, no posee final, su final es en si mismo infinito.
Pero si, por supuesto relativamente tiene un principio y por ahí es por donde vamos a empezar, Amelia nació en un mundo propio y único: su familia, en una región de Polonia, creció y formo su débil carácter, débil, por darle un adjetivo a la condición de ser endeble ante los cambios de la vida, porque realmente sabemos que lo endeble no tiene nada de débil. Que la posibilidad de afrontar un cambio y endebles dejarnos llevar por el, nos hace mucho mas fuertes, porque ser resistentes al cambio es la verdadera debilidad
A Amelia no le importaba el sacrificio, aunque si lo sufría, es por eso que cuando cumplió quince años, su madre le dijo que lo mejor es que parta hacia Argentina en busca de suerte, ella sintió el sacrificio en su espalda, pero endeblemente se entrego a la idea, la triste idea de llevarse todo lo que ella era, toda su identidad cargada en su maleta y partir.
Las razones por la que tuvo que partir de su país hacia otro, no son relevantes en esta historia, enfocándonos en su lugar en las sensaciones sufridas, pero necesarias que vivió Amelia.
Sinceramente ella era una mas en la historia, una mas de las cientos que partieron con el mismo rumbo, en el mismo barco y con exactamente la misma incertidumbre, porque imaginemos por un momento que el primer viaje afuera de tu pueblo sea para definitivamente cambiar la historia de los que vendrán después de vos, un único viaje, sin retorno, un giro en la historia, un desenlace crucial.
Amelia tiene orígenes Alemanes, es por eso que esta historia en realidad tampoco tiene un principio, porque aleatoriamente yo decido contar la historia desde el punto de partida en Amelia.
Ella partió en completa ignorancia, de saber como era el lugar al que viajaba, de cómo era la gente y de cómo sería ella en ese nuevo lugar, porque los diferentes entornos nos cambian a nosotros mismos y seguimos siendo nosotros, pero compuestos, la mezcla compuesta de culturas, como capas que se agregan a nuestra piel y que sin duda nos hacen mas… mas cantidad de nosotros mismos.
Un día llego y sus pies pisaron el nuevo suelo, otra vez el principio relativo de una historia, que con esa llegada desencadena un rumbo y un futuro incierto a lo largo de los años, porque nunca nadie sabe, cuando todo puede girar otra vez y de nuevo cargar la maleta con todo lo que somos para partir a mezclarnos en esa fusión dolorosa pero concluyente.

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