Si que es cierto eso de que recibo tantos portazos en la cara a lo largo del día y estudio tantos felpudos, que se me olvida que entre tanta oscuridad siempre hay algo de luz.

A veces, no hay resultados, pero es tan bonita la amabilidad…

Hay quien ni me abre el portal y yo pienso ¡Que pena! Quizás si me hubiesen escuchado les habría alegrado el día aunque no pudieran colaborar.

¡Que alegría una firma! Para mi no es una cuestión de dinero.

Siempre está la tele a un volumen alto y no me abren la puerta cuando miran por la mirilla.

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