Instantes…

No puedo decir si dormía o se había ido de éste mundo terrenal porque su respiración era casi imperceptible. La abrazó como si fuera su dueño mientras se sumergia en un descanso antes de hacerle el amor y explicarle y por qué debía alejarse.

Ella intentaba oir sus suspiros, deseando que la besara hasta perder el conocimiento y su ropa interior.

No es extraño que se sienta aturdida ante ese hombre brillante de mente y esbelto de cuerpo. Sus manos la poseen como si hubiera recorrido su cuerpo antes de su pubertad. Ella se siente temerosa ante él, ante el poder que ejerce sobre su mente y sobre su sexualidad. Quiere huir,… Huir pero no puede porque ya se convirtió en adicta a sucumbir ante ése gigante humano y ante sus ojos…