Somos dos. Vivimos arrendados en un cuarto pequeño.
Pasados quince días de anunciada la medida de cuarentena obligatoria en el país, ya no nos soportábamos. Pasamos del amor y la paciencia al hastío. Antes no lo notamos porque trabajábamos cada uno once horas seguidas más dos de camino a casa, llagábamos cansados a comer , bañarnos y si corríamos con suerte, hacer el amor.
Solo pude aguantar quince días exactos. Cogí mis cosas y salí corriendo a casa de mi madre otra vez.
Quince días después aparecieron los síntomas,
Hoy, un mes después, ya formo parte de la lista de recuperados y tengo dos ejemplos claros de lo que puedes y no puedes cambiar.
Tengo mucho que agradecer.
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