1955
Estando mis padres sentados en el comedor del hotel donde se hospedaban, llegó el gobernador de Boyacá, Coronel Olivo Torres Quintero con su comitiva quien resultó ser el oficial que años atrás fuera el instructor de mi mamá en la banda de guerra siendo el teniente del ejército, reconoce a mi mamá y muy cortes se acerca a saludarla, y así conoce a mi papá, después de las palabras de saludo los invita a una comida a realizarse en esos días. Mis padres asisten al evento, y en el transcurso del mismo tienen la oportunidad de conversar el gobernador y mi papá, y después de un mundo de historias y aventuras, el coronel Torres decide proponerle una aventura maravillosa, y es la fundación de un pueblo en el Territorio de Vásquez, con el propósito de controlar ese amplio sector que se encontraba en manos de la guerrilla, y recuperar los dineros que producía el área que en la actualidad beneficiaban al Departamento de Antioquía. Días después cuando mi papá termina su contrato en Paipa, se presenta en la Gobernación de Boyacá y allí con el gobernador perfeccionan el contrato de trabajo con unas prebendas muy amplias y un salario espectacular, mi papá solo recomienda que no se haga presente la fuerza pública, tan solo un funcionario que pudiera solucionar problemas de ciudadanía a aquellos campesinos que en la vida habían sacado la cédula, al igual que a los guerrilleros que abandonaran su actividad delictiva, ( adelantado para la época).
1956
Después de seleccionar el sitio a juicio de mi papá, se inicia la construcción del campamento a orillas del Rio Magdalena, allí desembarcaban por un barranco tanto las personas que iban llegando como todo el equipo y materiales necesarios en principio para terminar el campamento, allí quedaba el dormitorio de mi papá y su oficina. Los días subsiguientes los dedica a reconocer el área y a diseñar soñando un pueblo maravilloso.
( Trabajadores de mi papá en la fundación de Puerto Boyacá)
Al poco tiempo ya tiene listos los planos para urbanizar las primeras manzanas empezando por la plaza principal, poco a poco se va corriendo la noticia de que allí se estaba fundando un pueblo y empiezan a llegar personas de toda índole, unos por curiosidad, otros aventureros tratando de hacer dinero, otros con ansias de poder, por eso mi papá los aprende a seleccionar buscando lo mejor para el futuro pueblo y lo más justo para sus nuevos habitantes, y esta labor de selección la hace buscando en cada uno sus habilidades, calificando el oficio que saben hacer, y además su necesidad económica, para que personalmente desarrollaran su actividad, y no se le fuera a llenar el pueblo de sucursales de otros pueblos, así nacen alrededor de la plaza los primeros negocios, la carnicería, el café (el Café Real) y al frente cruzando la plaza quedaría la iglesia (del cura Santamaría), en forma acelerada va conformándose la estructura física de lo que sería hoy Puerto Boyacá. Su ubicación era entre Puerto Perales y Puerto Niño donde quedaban las instalaciones de la Texas Petroleum Company. La labor era ardua y lenta, además de las personas que llegaban por información que el correo humano transmitía, mi papá se metía al monte convenciendo a campesinos para que formaran parte de la población, sugerencia que muchos aceptaron. Los lotes de acuerdo a las instrucciones que había recibido de la gobernación se vendían a un precio muy económico, esto era muy atractivo para los grandes inversionistas, pero mi papá no aceptó venderle a ninguno (mi papá no compró ninguno, ni permitió que nadie de nuestra familia lo hiciera), porque su deseo era que los pobladores fueran gente pobre que lo necesitara, así que esta fue una de las razones por la que se granjeara unos enemigos ricos y poderosos que le harían la vida allí muy difícil, incluso llegaron hasta la amenaza de muerte, sin embargo mi papá seguía adelante con mucho valor y convicción de su enorme tarea. Poco después cuando los lotes se encarecían por causa de la valorización, decide fundar un pueblito separado de Puerto Boyacá por un pequeño afluente del río, que llamó Pueblo Viejo, ( de pronto pensando en el bambuco de José A. Morales) en el cual los lotes se regalaban, la única condición era su condición de pobreza y este pueblito no tenía calles, solo caminos que conducen a cualquier parte, sus casitas se debían construir con materiales del municipio y la mano de obra de los mismos pobladores.
(Mi mamá, María Isabel y yo)
(Mi mamá, mis hermanos y yo)
(Mis hermanos y yo en la carretera a Honda en nuestro viaje a Puerto Boyacá)
(Los Pérez Rendón rumbo a Puerto Boyacá)
( A orillas del Rio Magdalena en nuestro viaje a Puerto Boyacá, los caimanes estaban durmiendo)
(Continuamos nuestro periplo por el Rio Magdalena)
1957
Desafortunadamente para mi papá fueron años de muchos dolores de cabeza, problemas que hicieron la vida en el pueblo imposible, debido a que muchas personas envidiosas y empresas a las que mi papá se negaba a favorecer, lo trataron de perjudicar acusándolo de irregularidades en la administración de los dineros del municipio, mi papá solicita al gobernador una revisión de su gestión, para eso envían un auditor desde Tunja, quien hace su trabajo y confirma la legalidad en todos los aspectos, pero la mala suerte sucede cuando el auditor viaja de Puerto Niño a Puerto Boyacá muere en un accidente automovilístico, sin tener tiempo para aclarar todos los hechos, así que mi papá sufre una persecución permanente, lo cual lo obliga a abandonar ese proyecto tan hermoso para los pobres y que fue arrebatado por los poderosos.
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