Escuchas en noticieros que se ha desatado una nueva enfermedad en un continente muy alejado al tuyo, y piensas, que terrible, «solo no deben salir. Dios los guarde».
Pero muy pronto te das cuenta que esa realidad ya está más cercana de lo que te imaginas, !en un país vecino! Aun así continuas pensando.»esto jamás llegará acá»
Realizas tus actividades diarias, y los medios de comunicación dicen que ya existe un contagiado en tu país, aun así piensas: “esa ciudad es muy lejana, todo estará bien”
Hasta que un día despiertas, y te das cuenta que la situación se va a descontrolar, miras a personas, conocidos, familiares, que aún permanecen en contacto entre sí, haces bromas de porque no te acercas a saludarlos. Desde ya puedes ver cierta incertidumbre en sus rostros, y como se rehúsan a creer en el daño potencial de esta nueva enfermedad, pero muy pronto lo sabrán…
Ahora este ya es un tema de conversa usual, pero nadie hace nada, se empiezan a escuchar rumores de más infectados, sin que nadie confirme nada.
Hasta que una mañana, casi como cualquier otra, realizan cadena nacional, donde se suspenden las actividades, es ahí cuando la mayoría de nosotros reaccionamos y sabemos que algo malo se avecina.
Empezamos a buscar por Internet ¿qué es esto? ¿Cómo están tratando la situación en el país de origen? que cabe recalcar es potencia mundial, y te genera una sensación de impotencia cuando sabes que aún no hay cura y posiblemente exista cuando todo esté destruido…
Pocos días después, dan toque de queda 24h, en menos de dos semanas ya son miles los contagiados y varios fallecidos. No sabes si tú lo estas. Solo queda esperar los síntomas, y no contagiar a nadie más.
Tomas la decisión de aislarte. Varios días después, en soledad, lamentas cada beso, abrazo, caricia no entregada, porque hacerlo ahora es poner una bomba de tiempo en aquella persona que amas. Y piensas: «si tan solo nos hubiéramos cuidado», pero ya no hay vuelta atrás.
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