El día en que casi muero, hubo ángeles de carne y hueso abrazándome a la vida con vías de cánulas y medicamentos ¡Qué fácil sucumbir al balanceo del navío de Caronte!Meneos y tubos que hablaban de contrastes, irónico, cuando se pisa el cielo de puntillas y la tierra no consigue encandilarte. Caras de alegría aparecieron súbitamente, como en Bélmez, en sus rostros aliviados adiviné mi coqueteo con la muerte. Me despedí de ella con lágrimas espontáneas, cuesta decirle adiós a tan dulce engaño.

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