No parece primavera, pensara que el tiempo se ha aliado con el maldito bicho para hacernos sentir peor. No lo tengo claro, por otro lado pudiera ser que fuera que se haya comprometido con la vida, para que no sintamos esta necesidad imperiosa de salir a la calle, que tenemos cuando la temperatura es buena. Todavía no lo creo, imagino que estoy en una película, en la que unos guapos médicos salvan a la población de un extraño virus, que proviene de los monos y que afecta a los humanos, pero que desde que la película empieza sabemos que van a poder con él. Los protagonistas guapos no suelen morir. Pero ahora es otra cosa, este bicho no conoce gente guapa ni fea, no conoce ricos ni pobres, no conoce fronteras, pasea a su antojo por desde quiere e invade el espacio físico de quien se cruza con él. Por primera vez, todos estamos amenazados, lo único que nos mantiene libres de él, es no salir de casa y no ver a nadie. ¡Qué pena!, somos un país de vivir fuera de casa, de disfrutar con los amigos, de frecuentar sitios de diversión, de relacionarnos….. Ahora estamos confinados, en nuestras casas, con los más cercanos, debería ser un periodo de aprovechamiento, de estar con nosotros mismos, de conocernos un poco mejor, de charlar, de disfrutar del tiempo, algo a lo que no estamos acostumbrados en esta vida de prisas. Cuando cada tarde salimos a las terrazas a aplaudir a la gente que está trabajando para cuidarnos, me siento cerca de los vecinos, a los que ni siquiera conozco, me doy cuenta de que todos estamos en el mismo barco, que este bicho nos ha unido en la solidaridad, la generosidad y las ganas de ayudar. Ojalá se acabe pronto y aprendamos algo. La naturaleza nos ha dado un aviso, solo llevamos una semana recluidos y las aguas han vuelto a ser cristalinas, la contaminación ha desaparecido, los animales bajan a las ciudades al no encontrar la amenaza del hombre…. Reflexionemos, algo estamos haciendo mal.

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