Su barba y su melena expuestas al viento, era lo que más le gustaba cuando ponía las marchas del patinete a la máxima velocidad. Le azotaban la cara y le suministraban su ración de adrenalina extra. Había decidido que era el transporte más barato para viajar. Acababa de atravesar París de norte a sur. Lástima que se le hubiera enganchado en el poste ese larguísimo tirabuzón y no pudiera desenredarlo.

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