Cuando termine estaré purgada por dentro y por fuera ni rencor me va a quedar, pero virtuosa seré a rabiar.
No me sirve ya ser intolerante. No tengo excusas. Hay que transigir con lactosa, gluten, histaminas. Adaptarse ¿Y si comiera menos como Goren?, por ahí aparece la solidaridad espontánea sin tener que ir al Hoyo.
Haciendo apología del individualismo, lo peor: perderme esta primavera con los niveles de contaminación más bajos desde que tengo uso de razón.
Y es que están los de las casas grandes con jardines, y los que vivimos en cincuenta metros en barrio obrero. Puede asfixiar lo cotidiano. Y sobre todo, la cuenta la vieja. Desde el sillón a la cocina, a la cama, al baño, a la ventana y a la mesa hay tantos pasos como losas en el suelo. Pero ardo en optimismo, ayer conté los azulejos. Sumando cocina y baño, no doy crédito a mis posesiones. Una anacoreta. Ya puedo empezar a mandarle mensajes a la reina de Saba.
Primero sacaron al dictador, luego subió la ultraderecha, aparecieron borrascas con inundaciones, y ahora, ¡una pandemia! Mi padre, que ha conocido tifus, viruela, guerra civil y hambre, dice que esto es lo que le faltaba por ver antes de irse de este mundo.
¿Confabulaciones? Lejos de ser un producto de diseño, el coronavirus es una versión atrevida de la Influenza, más acorde con el siglo XXI. Ha simpatizado tanto que se ha entronizado en todas las cadenas publicitarias. Y se ha convertido en viral, arrasa en medios de comunicación y en redes sociales. Lo de llevar corona, es por fastidiar a las monarquías obsoletas.
A bote pronto me he olvidado de lo que hice ayer. He cambiado de pensamiento. Cada día, una novedad. Hoy me he encontrado con Vladimir y Estragón, han dicho: “paciencia, que va para largo, la vida es una constante espera, hay que entrenarse” —en eso estoy—“hay que ayudar al prójimo” —eso todavía no lo tengo tan claro—¡Y lo que no voy a pensar, de ningún modo, es en el suicidio!, ¿o sí? ¿Y si espero con ellos a Godot?
OPINIONES Y COMENTARIOS