Era un día triste, de soledad en la ciudad. Cuando sentí las sirenas, ese ruído, el ruído de dolor y tristeza que lo extremecia todo. Al sonar esa sirena, se indicaba que la persona que se encuentre fuera de su casa, jamás regresaría.
Esa noche mí marido trabajaba, estaba preocupada, ya que no podía localizarlo, no podía llamarlo, lo único que podía hacer era esperarlo, superar esa oscura noche esperando al amanecer para dejar de eztrañarlo.
Pero eso núnca pasó, esa noche sentí como el pánico se apoderaba de mí, dejando atrás todo lo que tenía, mis cosas, mí casa, mí vida, todo.
Debido a un fuerte impulso, salí de mi hogar, me fuí, corrí y corrí por medio de lo desconocido. Hasta que de la nada recuperé la cordura y entendí que a no había escapatoria.
Estaba sola, perdida y sin nada. ¿Qué debía hacer? Buscar a mi esposo, no era una opción, asi que huí.
Solo te pido que entiendas, una mujer, sola y sin protección, si volvía sabia que no regrasaría, asi que seguí pero ¿a donde iba? No tenia escapatoria.
Tomé la decisión más difícil, me senté en un banco y pensé:»Hasta aquí llegue». Sin pensar en nada que me detubiera corrí y salté.
Experimente como mi cuerpo volaba, me sentía libre, liviana. Fue ahí donde cerré los ojos y me deje caer, hasta caer a un rio, donde no me resistí y sin más me hundí.
Luego de esto, comprendí como el miedo me impulso a abandonar mi vida, al hombre que amo. Pero tambien entendí no estar decidida fue una gran estimulación.
OPINIONES Y COMENTARIOS