La serenata es larga.

Cuarentena – día primero.

Querido diario, siendo las cuatro de la mañana del tres de marzo del veinte veinte, me despierta el hijo de mil putas de un mosquito. El problema es que su zumbido interrumpe mi sueño. Me conozco y sé que no volveré a pegar un ojo hasta la hora de la siesta. Colmado de una rabia infinita resuelvo que la hora de la venganza ha llegado. Me levanto y busco un elemento contundente que me permita ejecutar el acto criminal. Solo encuentro una revista “Gente” de los años setenta en cuya tapa estaba Susana Gimenez. Prendo la luz y me paro sobre la cama para visualizar a mi enemigo. Entre el sueño y la poca estabilidad que me permite el colchón pego un salto y caigo de cuclillas sobre la mesita de luz. Nada impide que mi instinto asesino continúe indemne. El mosquito revoloteaba cerca de la ventana y decidido impedir su destino Draculiento. Voy a su encuentro. Es en ese instante que escucho una voz que sale de la revista y me dice: “ Si matas al mosquito tan pronto, tu noche ya no tiene sentido”. Luego continua: “Si el viaje es corto es posible que no disfrutemos del paisaje; mirame a mí – agregó la voz – hace cincuenta años que vengo afanando con esos juegos pedorros por televisión y aún gozo de buena salud. Haceme caso, pierde que vas a ganar”. Mis dotes como cazador de mosquitos siempre fueron pobres pero me esforcé toda la noche para seguir durante horas con el juego del gato y el ratón. Al fin y al cabo recién comienza la cuarentena y la serenata es larga.