Se conocieron a distancia,en aquellos tiempos oscuros. Tenían sus citas diarias en el balcón,separados por unos metros. Ella solìa salir con camisetas de manga corta, gafas de pasta y el pelo desordenado. Él , con sudaderas con capucha y vaqueros viejos, con ganas de calle. Aplaudían intensamente.

Al principio , intercambiaron miradas fugaces, furtivas. Poco después , con el transcurrir de los días, se fueron convirtiendo en pequeñas muecas que dieron paso a sonrisas. Cada vez mas largas y directas.

Y un sábado de primavera , aprovechando el fin de semana, ella le escribió una nota en un folio blanco, con letra muy femenina, muy curvada. ¿Como te llamas? , le preguntó. Él le dibujó una sonrisa en otro folio, arrugado, el primero que encontró, y le escribió debajo su nombre.

Desde aquel día sus encuentros epistolares fueron subiendo de intensidad. Se iban escribiendo preguntas y respuestas. Luces sin sombras. La infancia volvió a aquella cèntrica calle. Se fueron conociendo. Los metros de distancia entre sus ventanas , ella un tercero y él un segundo, se fueron haciendo mas pequeños. Mas cercanos e íntimos.

Y fueron pasando los días. Y también las noches. El clima fue tornando a veraniego, a esas noches madrileñas sin fin, de terrazas y confidencias. De paseos entre adoquines y tabernas, entre alfeizares y barandillas.

La incertidumbre se cernía sobre aquellos dos corazones solitarios, con ganas de compartir , de saber. Pero también con miedo. Miedo de que la ilusión de aquellos encuentros se truncase al toparse con la realidad. Con el cara a cara. Con la cercanía.

Y llegó el día. El esperado día. La calle empezó a llenarse de gentes, chanclas, sonrisas, gafas de sol, lágrimas. Lágrimas y abrazos anónimos en busca de una merecida libertad, ganada a golpe de esfuerzo diario. Tras los frágiles muros.

Y como suele pasar en estos casos, la vida, la realidad , difuminó la ilusión. Y el esperado encuentro entre esas dos almas no se produjo. Escusas. Requiebros. Obligaciones. Prefirieron conservar en su memoria esa maravillosa sensación que les ayudó a hacer mágica la espera. La eterna espera

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS