Llevamos una semana de cuarentena y hoy he comprendido lo peor de esta situación de encierro. Estos días me he llegado a sentir como en una cárcel, pero hoy se me ha roto del todo el corazón al recibir la noticia de que ha fallecido la madre de una de mis mejores amigas. Desde que dio positivo ha sido una agonía para ella, pero hoy lo más duro es que no ha podido decirle adiós. Es una situación inhumana no poder despedirte de tu propia madre, y para los que estamos a su alrededor el sentimiento de impotencia crece cuando ni siquiera puedes ir a darle un abrazo para internar aliviar su dolor y tal vez el nuestro propio. Yo, como muchas personas, vivo sola, pero hoy más que nunca esa soledad me atraviesa cual cuchillo, porque lo único que quiero es poder abrazar a alguien. No puedo parar de llorar y no hay nadie para consolarme. Todos hablan de todo lo que echan de menos, de lo duro que es no poder salir, del trabajo, de ir a comprar, los bares… Yo curiosamente descubro que sigo necesitando lo mismo que antes de que empezara todo esto… alguien a quien abrazar.

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