A exigencia de las autoridades, la población debe evitar estar en contacto para mermar el riesgo de contagio por el covid19.

Somos conscientes de la gravedad del momento, por tanto, permaneceremos confinados en muestro acuartelamiento (nuestra pequeñísima casa) para ello, con la intención de hacer más llevadero este periodo de forzosa reclusión, nos hemos proveído de: libros, CD de música, películas de vídeo y de todo tipo de artilugios, de ocio y distracción. Tenemos un tablero de ajedrez, con su reverso de damas, un parchís con el juego de la oca, una baraja española, una caja con trucos de magia…

Con nuestro hijo, hemos compartido una mañana maratoniana de juegos y canciones. ¡Así llevamos tres días! Después de comer, el niño, se ha retirado a su cuarto, hemos restablecido la siesta; los adultos necesitamos un relax completo tras el estrés matinal. A las cinco de la tarde le he ido a buscar para que tomara la merienda, al abrir la puerta lo he encontrado armado hasta los dientes, la habitación estaba revuelta y por el suelo había esparcido un sorprendente arsenal; machetes, puñales, estiletes, dagas, flechas, espadas, floretes, fusiles, escopetas, trabucos, pistolas… sin previo aviso ha disparado, indiscriminadamente, un gran chorro de agua con su pistola. Cuando le he preguntado qué estaba haciendo, con toda naturalidad me ha respondido.

– Por fin he dado con él.

– ¿Con él? -le he preguntado sorprendida.

El niño, sin ni siquiera mirarme, me ha contestado que lo había localizado, lo tenía acorralado y que le iba a dar su merecido.

– ¡Lo voy a matar! – ha gritado enfurecido.

Pobrecito deben ser los primeros síntomas, “se ha contagiado y tiene fiebre”, he pensado con tristeza. Le he pedido, dulcemente, que no se acercará. Quiero a mi hijo, pero no me gustaría correr ningún riesgo; los virus son invisibles al ojo humano. ¡No quiero infectarme!

Alertado por el griterío ha acudido mi marido. Desde el fondo del pasillo, los he oído cuchichear. Me he quedado más tranquila cuando me ha aclarado que….

– El niño, únicamente ¡estaba matando el tiempo!

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