Me siento solo. Mi familia nunca más querrá verme, el contagio también se da por el ambiente. En el mundo hay cosas que aun no percibimos. La realidad se crea en nuestro cerebro a cada segundo.

Instalaron un virus en mi cuerpo, decidí avisar a mi familia, fue la razón por la que decidieron alejarse. No los juzgo. El gobierno me ofreció este trabajo a cambio de mi libertad. Soy consiente de lo peligroso de este virus.

Evitaron darme mucha información. Me permitieron ir a despedirme de mi familia un día antes de instalar el virus. Llegue a casa, salude a mamá con un abrazo jamas realizado. En el pequeño lapso, recordé mi vida entera. Al soltarla le di un beso en la mejilla. Un fuerte abrazo(seco, doloroso, aguerrido, triste pero asumiendo con firmeza lo que pueda a ocurrir) con papá. A ellos le era extraño abrazar a alguien desconocido. Pero sintieron el amor de un hijo en busca del calor maternal y paternal.

Viví toda mi vida en París. Luego de escapar de casa, claro. Un nuevo trabajo me regreso a este país. Para mi mala suerte este trabajo turbio, ilícito, anticonstitucional, me fue mal. Tan dramático seria el destino que justo aquel día, tuviese el gobierno una misión. Encontrar una persona con el mas mínimo registro y documentos en el sistema. Era el indicado, eliminé parte de mi historial de vida debido a la seguridad de mi familia. Entonces me detuvieron, interrogaron, informaron de lo que me ocurriría a partir de ese momento. Pedí como último deseo ver a mi familia, accedieron a llevarme antes de insertar el microorganismo en mí.

Luego de abrazarlos, decidí contarles todo mi recorrido desde mi huida, hasta esos precisos momentos.
El destino es China, al menos no viajare solo, dentro de mi estará el microorganismo, acompañándome. Como humano me siento deplorable, el objetivo es infectar con este virus mortal a todo el pueblo chino y traer abajo su economía. Pero, mi libertad y la cura, está en juego para mí.

Espero mi familia me perdone…

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