Te vestiste de blanco

Te vestiste de blanco

Maricela Fer

19/03/2020

Mama estaba sentada en el sillón de la sala, mirando al rededor, Atotito estaba subiendo y bajando las escaleras, Lieguito estaba en su dormitorio con papà Luigi,ya están listas las maletas grito.

Papá pregunto si le faltaba algo, Lieguito dijo que solo el neceser con sus objetos personales, el día llego padre susurro y Luigi lo abrazo y le dijo: Estoy orgulloso de ti.

El día de ayer mamá fue de compras con Lieguito para que lleve un buen maletín, un canguro para que cargue sus objetos personales, zapatillas blancas y que sean suaves, Lieguito se probo tantas que al fin se consiguió lo que necesitaba, papá por su parte compro la vestimenta de médico y los mandiles blancos.

Había terminado su carrera de Medicina y se iba internado a cumplir su labor de guardia por un año, apenas si había pasado la noche buena y era 25 de diciembre y tenía que partir, Atoto que siempre se mostraba fuerte, sabía que su hermano mellizo había logrado llegar al final de su carrera con éxito como él, y por primera vez se separarían pero sabia que lo lograría y lo apoyaba. Atoto ya era Economista y también su hermano siempre lo apoyo, se querían mucho, ambos sabían que sus padres estaban muy orgullosos de ellos, sabían que eran grandes chicos. En la cena de navidad mucho se converso y recordó de como empezó todo, de cuan difícil fue aceptar que crecieron, de la lucha del día a día, de sufrir con los exámenes, con las amanecidas, de correr en medio del trafico para llegar a tiempo al colegio, a la universidad, pero lo lograron.

Esa noche de luna mamá sentía que su vida se acababa, se estaba dando el paso de la partida, entendía que los hijos son de la vida y que como ella, todos alguna vez partimos, pero no se logra entender solo cuando se es padre, valia la pena el sacrificio.

La cena fue fantástica, la casa estaba tan linda, bien decorada por navidad, como si fuese la última, la musica sonaba eran los villancicos que escucharon de niños, todo era hermoso, tanto que papá se puso a bailar y lloro porque decía que recordaba su niñez, ese era el pretexto, pero sabíamos que era porque los chicos habían crecido y empezaban a dar señales de partida, era para bien pero igual dolía, dolía el alma separarse de sus bebes

Tengo que tener fuerzas, debo demostrar que estoy bien, Lieguito no debe notar mi tristeza, debe irse seguro y fuerte sin penas, se decía mama Nanita subiendo las escaleras.

Al lado de Lieguito su perro fiel, parecía que sabia lo que estaba pasando, lo seguia y gemía, entonces lo abrazaba y besaba, sabíamos que ambos estaban tristes, era una separación larga pero teníamos que seguir.

Lieguito revisaba su material quirúrgico, sus implementos médicos, tenía todo pero estaba nervioso y mostraba su preocupación por dejar medicina a sus padres y trajo una caja diciendo a mamá para que serbia cada pastilla, papá le decía: “No te preocupes, ya nos arreglaremos y si no te llamamos y nos dices2, pero Lieguito respondía que de pronto no lo encontraban disponible.

Papá Luigi saco el auto del garaje, ya había cenado Lieguito, solo tenía que subir al auto entonces abrazo a su hermano Atoto y lo cargo y se rieron deseándose toda la felicidad del mundo, mamá lloraba, no podía contener el llanto, Lieguito vestido de blanco la miro a su amiga de siempre, quien le consentía todo, a su madre, y le dijo cuanto la quería, le dijo que siempre la llamaría, luego se metió a la cocina, abrazo a su perro y le dijo al oído que se cuide y que él volvería. Sabíamos que no lo veríamos por mucho tiempo, subio al auto y partieron.

Mamá Nanita sintió que se le cayo la vida, abrazo a su otro hijito Atoto y ambos lloraron, pensó como Lieguito se fue vestido de blanco, subió a su dormitorio se metió al baño para que nadie la viera y lloro y lloro sin poder controlarse, se dio una ducha y salió del dormitorio cuando Papá Luigi llego.

Se fue al dormitorio de Lieguito que lo había dejado desordenado y a esa hora se puso a arreglarlo, se dio cuenta que prácticamente se había llevado toda su ropa y eso la entristeció mas, habían sido 25 años juntos, busco a Atotito en su dormitorio quien veía la TV, lo abrazo y le pidió que todavía no se vaya de casa, pues estaba enamorado y ya hablaba de irse algún día, Atoto le respondió que todavía no.

Bajo a la sala donde se encontraba papá Luigi y le pregunto como lo dejo, él respondió que llego al hospital militar y que abrió la puerta un oficial dándoles la bienvenida y los llevo a las habitaciones que tendría en el piso de médicos y que compartiría con otros internos, que les mostro todas las áreas del hospital para que sepa como sería su rutina al día siguiente lunes teniendo que pasar rancho a las 6.30 a.m. y estar en su unidad a las 7 a.m. y que luego le pidieron se retire porque era hora de cerrar, papà con lagrimas en los ojos le dijo que sintió tristeza por dejarlo pero que a la vez felicidad y orgullo de ver a su hijo realizado y que le dio la bendición. Papa tenía miedo que el día que salga no lo encuentre con vida porque se encontraba delicado de salud.

Los días pasaron y llegó el mes y luego tres meses y la casa era en silencio y de pronto la puerta del garaje se abrió, era Lieguito vestido de blanco que llego a visitarnos. Lo primero que hizo fue abrazar a su madre, a su padre, hermano Atotito y se tiro al piso para abrazar a su perrito y mirando a todos nos dijo que estaba muy feliz y eso nos devolvió la vida. Maricela.

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