Él ya estaría tomándose un daiquiri en el Malecón mientras ella continuaba trabajando frenéticamente en el hospital. Hacía meses que prepararon juntos aquel viaje a La Habana. Pero las desalentadoras noticias lo cambiaron todo. Ella no dudó en tomar la decisión. Y él tampoco. Se sentía agotada pero la sonrisa de agradecimiento de aquella anciana le dio fuerzas para seguir adelante. Se sintió útil, y dio gracias por haberse librado de aquel inútil.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS