El veintidós ya es historia. Debió ser el final de aquella pesadilla; en realidad fue el inicio de otra.

Esa imagen se convirtió en obsesión, vinieron sueños recurrentes, enfermizos, inútil fingir demencia; busqué la verdad y a pesar de ello, me negué a aceptar que no podía evitarlo.

He querido dar vuelta a la hoja en vano, ninguna excusa ni justificación, me exime.

El sentimiento de culpa y remordimiento… Persigue y asfixia.

¡No quiero cargar esa imagen hasta el final del viaje!

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS