“A esta gatita aún le quedan muchas vidas por vivir y yo solo tengo una”, musitaba el visitante persiguiendo el vagar del felino.
“Gruñes demasiado humano. No desencajes los ojos, solo hablo no araño. Sin embargo tú rasguñas tu única vida mientras pierdes las vistas y envidias las siete mías. Atiende: la abundancia derrocha y yo derroché seis vidas porque sabía que siempre quedaría una, pero cuando caminé sobre ésta aún me quedaban sueños por cumplir, y entendí que no importa cuantas oportunidades nos ofrezcan si siempre terminamos aprovechando la última que nos dan”.
“¡Ayúdenme! ¡Me comí una seta alucinógena!”.
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