Te regalé una bonita sonrisa de Joker durante la primera cita, aunque si hubiera podido, te juro que habría salido corriendo. Que en tus ratos libres atracaras bancos me dejó noqueada. Que cantaras ópera aun te pegaba menos. Pero que voy a decirte yo, que sueño con lápidas de cementerio y preguntas tipo test del BIR salteadas entre «fallecido a los setenta y tres» y D.E.P. Como pareja no creo que tengamos futuro pero mis dientes recién blanqueados están listos para morderte. Se me olvidó decir que me alimento de sangre. No sé que te hace tanta gracia…
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