Te regalé una bonita sonrisa de Joker para decirte todo lo que no me atrevía a pronunciar, y de paso dejarte claro que no vendrías conmigo. Quería viajar solo, aunque nunca estás lo suficientemente solo cuando te diriges al pasado y tienes una cierta edad, suelen acompañarte tus fantasmas. Desharé, con años de retraso, los pasos que he dado, y allí donde voy tengo la firme voluntad de enterrar el séquito de espectros y esta maldita sonrisa que no me pertenece. Y sólo entonces volver. Cuando llegue, te llamo.

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