-A esta gatita aún le quedan muchas vidas por vivir – me susurraste.

Tus arrumacos desérticos, eran hoy, florecientes arañazos.

Volví de Nouakchott a España; tú te quedaste en el puente aéreo, Nuabidú, con los ahorros de mi exilio. Era cuestión de tiempo y visados, «insha’Allah». Alianzas anulares, promesas compartidas.

Separe los gananciales del desamor, compartiendo contigo envíos acompasados y llamadas arrítmicas, con letargos cada vez más sigilosos entre ellas.

Tome rumbo hacia ti, cuando el silencio era costumbre. Un último giro, sabía donde los recibías. Monte guardia.

-¿Quién es?.

-Un turista, lo conocí en el avión, «cherie».

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS