El 22 ya es historia, ese día te marchaste y yo muerta de dolor, tatuado llevo en mi corazón ese número cómo símbolo de tu partida; lo veo en una matrícula, en una calle, en una mirada casual al reloj y pienso en ti, quiero pensar que es una señal tuya para que sepa que sigues a mi lado, qué es la forma que tienes de saludarme, de hacerme sentir qué sigues aquí, que aquel día 22 que te quitaste la vida no fue el fin de nuestra historia de amor.

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