Te regale una bonita sonrisa de joker.

Burla?

No.

Un poco de ironía…

Sin duda.

Yo aqui, con mi pelo dañado, una barriga de varias noches de cerveza y una cara poco agraciada por la belleza, en un gran descapotable.

Observaba mis uñas esculpidas, mi maleta llena de ropa de marca y mi cartera Dior.

Viajando, con destino incierto, a donde tengamos ganas de aparcar, sin apremios de tiempo, ni monetario.

Y tu, en esa triste cabina de peaje, con tu belleza hiriente, impoluta.

Pensé convencida…

Las lindas no necesitan un chongo sexagenario con plata para ser felices!

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