Te regalé una bonita sonrisa de Joker al verte por primera vez después de aquél visto que me clavaste en el chat.

Claro que no era la primera vez que recibía tu indiferencia azulada.

Decidida a no perder mi eje, pero defendiendo la causa femenina o de respeto al prójimo, mejor dicho a la prójima – próxima, o sea yo, opté por anticiparme antes de que ellos aparezcan nuevamente, tiñéndome de azul el pelo y obsequiándote un espejo para que captes los sentimientos del otro al ver tus tildes índigos en la pantalla.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS