Pensé mientras el coche se lanzaba contra el muro, no diré que no me queda nada, porque me diste zapatos nuevos para esta tragedia de días rojos. Tenías que volar lejos de mí y yo de ti también, que en este viaje me sacaré tú nombre. Pero jamás te sacas un puñal de esa manera. Pudimos cruzar todas las puertas que querías, pero después de esa llamada todo se cayó, mis noches dejaron de ser iguales a las tuyas.

Y yo seguía y seguía. Y cuando el cuerpo se va, no siempre el corazón olvida, dime adiós para creerlo.

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