LA FUGA DE ALONSO QUIJANO

LA FUGA DE ALONSO QUIJANO

Lástima que no haya billetes para maniquíes — le susurró. Alisó el embozo y se abrazó a ella como un primate acorralado.

Vienen pisándome los talones — se aferró con más fuerza , tenemos que poner tierra de por medio.

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