Los fantasmas de Danna

Los fantasmas de Danna

24/01/2020

Dicen que los fantasmas no saben de libros, pero hay libros que si saben todo sobre fantasmas, cosa que a Danna le llamaba la atención, por eso siempre leía todo lo que se encontraba, ese era su pasatiempo desde que aprendió el alfabeto, ella quería descifrar algunas cosas que no comprendía y no le contaba a nadie porque tenía miedo.

La vida transcurrió rápidamente, con los impases que ella creía, toda niña pudiera enfrentar, no consideraba que su situación fuese especial o diferente, aunque nunca escucho queja alguna de su amigas.

A sus treinta años empezó a presentar un dolor pélvico cada vez que tenía sexo.

Su vida sexual había transcurrido sin mayor novedad, aunque recuerda que se masturbaba desde muy chica, con especial interés en su ano, eso le dijo a Claudia, su psicóloga, aquella tarde en consulta, luego de haber sido remitida por el médico al no encontrar nada físico que estuviera causando dolor.

Ella siempre había sido reservada con su sexualidad, era algo que le incomodaba tratar abiertamente, preguntaron por su hermano, su padre, sus allegados, los primeros contactos sexuales y a medida que esto ocurría Danna sentía que su vida había estado llena de secretos poco amables.

Su primer recuerdo tenía que ver con aquel tipo, no recordaba su nombre, de diecinueve años, quizás menos, alto de contextura media, vivía en esa casa donde su madre iba a hacer aseo eventualmente, ella de tan solo seis años boca abajo con su falda arriba y sin interior, recordó sus quejidos y su miedo, no podría decir nada, ya se había ganado muchos correazos la noche que fue a jugar donde su vecina y el abuelo de ésta la había encerrado a solas con él, si su madre se enterara está vez sería peor.

Claudia le mando algunas tareas a Danna para realizar en casa, tendría que dibujar y escribir una bitácora, para la próxima sesión.

Danna se rehusó a tener sexo por largo tiempo, solo llegaba a su cabeza aquellos fantasmas del pasado, veía sus caras de burla y desestima, sus ojos iban más tristes y con lágrimas de dolor, no comprendía porque permitió que esto pasara y cuan vulnerable fue en ese tiempo.

Claudia dijo que su negación se debía a su capacidad de reacción ante un hecho dañino, una forma de evadir algo que estaba fuera de sus manos para resolver y la falta de apoyo que tenía en ese tiempo.

Luego recordó a su padre, lo amaba, sin embargo, sus recuerdos llegaron cada vez más claros, desde que llegó a vivir con él y su nueva familia, siempre buscaba el momento estar a solas, hubo varios episodios, y finalmente le confesó a Claudia que su viaje intempestivo a los veinte años fue porque aquél, quien se supone debía protegerla le dijo abiertamente que el sábado 23 de septiembre irían a Cómplice, un motel cercano, ya que quería acostarse con ella. Danna había hecho su maleta con dos mudas de ropa y tan solo el pasaje se fue de casa, para nunca más volver.

Durante unos meses acudió a la psicóloga, ahora Danna se siente menos insegura, logró comprender a sus fantasmas, incluso a veces toma vino con ellos y habla de lo ocurrido sin dolor.

Su padre no fue el único que abusó de ella, también hubo otros rostros que le otorgaron malos momentos, pero para fortuna suya ya los ha dejado atrás, no le molesta hablar de ellos, pero ahora mismo no tiene tiempo de contarme, dice que perdonó a su padre y a los demás agresores, que no guarda rencor por ello y con una sonrisa llena de amor propio sale flotando por la ciudad.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS