Amigo del alma:
Hoy, con mis ojos fijos en las caudalosas aguas del río pregunté:
-¡Cuál es la causa de mi melancolía?
En medio del susurro constante del agua, una voz suave me contestó:
– Si tu soledad no estuviera tan tristre, lograrías «ser felíz».
¿Podré ser feliz?
Saludos- Juan-
OPINIONES Y COMENTARIOS