Querido mío, desde la estrella azulada junto a Orión, te envío saludos.
Solo abrí la jaula para ver lo que era volar. Sentí. Ya no hay regreso posible, no
es hora. Yo soy otra que tú no conoces, mi brillo te sorprendería. Si me añoras
podrás verme en la noche.
Un abrazo. Por tantos que nos faltaron.
Celia
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