Por fin.

La oportunidad por fin se dio, el mal estaba carcomiendo mi alma. No quiero postergar lo inevitable.

contarte como ha sido el profundo desarraigo que me trae estar metido en este lugar, es algo complejo e intricado, solo, por lo menos decirte que aun te amo y conservo los recuerdos que me dejaste el día que descubrieron mi supuesto pecado y me trajeron a este desdeñable lugar, el pecado de amar sin mas no poder, el de matar vicios intolerables para sobreponerse a lo que viene. Aun guardo la posibilidad de salir de el encierro, del miedo, que me produce estar en un lugar con mis voces interiores diciéndome que fui yo el culpable de todo. Escribiéndote, en este mezquino cuarto, donde solo entra un rayo de luz por el resquicio de la ventana, un rayo que me da los ánimos de poderte contar mi guardado sentimiento, de mantenerme aun vivo con esperanza de que sepas el trauma que me creaste, que comprendas las adversidades que pase para poder mantenerte feliz en todo el tiempo que convivimos, pero la vida da giros y todo cambia, tus pensamientos se tornaron nublados y rencorosos, y nunca me lograste entender.

Querida Saray, complice.