Cervantes y yo

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Alcalá, 8 de octubre de 1947

Sr. Cervantes:

Aquí me tiene de nuevo, reclamándole, como al inicio de cada uno de los siglos que llevamos juntos, que restablezca mi decencia, devolviendo la lucidez debida a mi personaje en esa obra suya que aún hoy rueda por este mundo de Dios.

Ya ve, pese a que de modo lamentable decidiera darme muerte, tras ofrecer una imagen enloquecida de mi persona, permanezco inmortal.

A propósito, siguen sin corregirse las tres faltas de ortografía ‘morrocotudas’ en su famoso ‘Quijote’, que no hacen honor ni a su obra ni a su persona, y que ya le referí en las anteriores tarjetas; no ha lugar darle más detalles al respecto, ya que usted mismo las descubrirá ‘ipso facto’ a nada que ponga un poco de interés.

Quisiera comentarle que ando pendiente en esta biblioteca global que es ‘Internet’, ansioso por localizar esa enmienda suya que no llega.

Confiando que esta sea por fin la definitiva, aprovecho para saludarle, deseándole buen sueño.

Atentamente.

Alonso Quijano – Hidalgo de España.

P. D. Disculpe mi chabacano lenguaje, alejado de su impar estilo.

Don Miguel de Cervantes Saavedra

Calle Lope de Vega, 18

28014 Madrid.