Querida.

Estoy acá, en el ojo de los seres perdidos. Por fin puedo sentarme y sentir el viento que me suplica desistir.

No puedo decir que el paisaje es tal como lo refleja la fotografía. Hace mucho que repiten la misma imagen para que todos crean que sigue siendo un país creíble y que somos capaces de construir.

En vísperas de Agosto haré el viaje, antes que la vejez venga a cuestionarme la necedad de la permanencia, Me iré después que la resignación haya lavado el resentimiento y mi partida sea una acción lógica.

Que extraño el enviar postales desde su propio país. En mi caso, parece común. Hace algún tiempo me siento extranjero, limitado a las ausencias, al saludo de gente que no logra reconocerse a pesar de los encuentros cotidianos.

Se acaban las justificaciones para seguir aquí, sin ti, sin los muchachos. O por lo menos sin una historia que me reviva después del quiebre de las alas. Tu lo advertiste, pero la terquedad venció,

Antes terminaba las postales escribiendo algo como; Mundo, Diciembre de …, ¿recuerdas?

Esto no es el mundo querida, es Caracas el ojo de los seres perdidos, en Diciembre de 2019

Atentamente.

Yo.

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