Querida,
Los días se me hacen eternos y ya no distingo si es de día o de noche, pero pequeña, no te preocupes. Aunque la guerra es fría e injusta, llevo embriagado el calor de tu amor en mi cuerpo como la primera vez que tus ojos se cruzaron con los míos.
Sabes querida que no puedo mentirte y he de decirte que el gris se ha teñido en mis ojos y solo veo luz al recordar como me mirabas aquella noche, al decirme que nuestro amor había dado fruto y en tu vientre llevabas el palpitar de nuestra pasión.
Soy feliz en medio de la miseria y lo soy por tenerte, por teneros…
Regresaré pronto y os cuidaré y amaré hasta el fin de mis días, no dudes amor que será así.
Espérame, tu amado lucha en la guerra solo para poder regresar de ella y poder estar a tu lado.
Siempre tuyo.
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