Para: Matilde Velázquez
De: Amelia Cruz
Hola, hermana del alma. ¿Cómo estás? Bueno, qué pregunta más estúpida la mía; ¿cómo pretendo que te sientas si estás internada y deprimida en una habitación con paredes descoloridas, viendo caras tristes por todos los pasillos?
Se nota tu ausencia por estos lados. Marcos me dijo que no es lo mismo fumar cigarrillos baratos solo, que necesita al alma de la fiesta y la reina de las plazas junto a él. Si hubiéramos sabido qué cosas rondaban por tu cabeza antes, quizás esto no habría pasado y no tendría que mandarte una carta a una clínica de rehabilitación.
Hasta mi buzón extraña tus cartas, nena. Respondeme pronto.
Te ama, Amelia.
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