Un gramo de locura

Un gramo de locura

Amanda Smidth

05/01/2020

Hola, Ernesto.

Por fin te encontré. ¿De verdad pensabas librarte de mí? Al principio te envié cartas y cartas pero nunca contestabas. Después dejé de escribirte. Te imaginaba en tierras hermosas, mientras, yo me consumía en esta casa de tarados, de mentes torcidas y batas blancas. Me dejaste aparcada en el jardín, con mi maleta rosa y un dolor triste en la garganta y saliste volando, como un pájaro. Cómo los engañaste a todos. Hasta yo misma dudaba de mi propia cordura, sedada, difusa. Mi única demencia: amarte. Fuiste muy listo. Pero aquel despojo que arrojaste al infierno ya no existe. Qué paradoja, encontré la paz en este sitio enroscado y rancio. El mejor hotel de la psique: «Un gramo de locura». Y me salvé de ti.
Cuando leas esto ya habré salido al mundo. Estoy curada, dicen. Cómo me gustaría ver tu cara ahora mismo.
Prometo visitarte. Te resultará difícil vivir enjaulado. Un gramo de codicia rebasó tu frialdad calculadora.
Un cara a cara, una conversación, un café, si la justicia lo permite. Después, decirte adiós mientras me ves cruzar la puerta con mi maleta rosa, y volar, sin destino, como aquel pájaro.

Tu vieja loca. Tu Luz.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS