Despertar en sábado, viento, quejido de árboles cercanos, hilos de sol en mi ventana. Cierro los ojos, no quiero levantarme. De repente un coro de gatos en mi techo, me recuerdan que la vida está allí, fuera de la habitación oscura. El canto cada vez más profundo y estridente imposible no escuchar. El amor gatuno es así. A todo pulmón. Apuestan a la vida sin silencios inútiles.

Respiro profundo y abro la ventana . Papeles en blanco. Escribir algo parece lejano. A despertar. Arriba el ánimo.

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